Desafiando a la fuerza de la mareas, en pleno Paseo Nuevo, se alza imponente la escultura Construcción Vacía, del artista Jorge Oteiza.
Muchos donostiarras y turistas se acercan hasta este rincón que ofrece un bonito lugar donde estar un rato.
Construcción Vacía es otra de las esculturas que podemos conocer en Donostia, ubicada en el paseo Nuevo y obra de Jorge Oteiza, es un referente del arte contemporáneo.
En invierno desafía la fuerza de las mareas y es una obra premiada en la Bienal de Sao Paulo hace medio siglo.
Su obra está presente en más de veinte museos de todo el mundo, y se han celebrado exposiciones retrospectivas sobre su trabajo en Houston y en Berlín, en Madrid y en Caracas, en Londres y en Palermo.
El arte en espacios abiertos, accesible a todos, es otra de las características más representativas de San Sebastián. Donostiarras y visitantes tienen el placer de deleitarse en sus paseos con obras de enorme belleza que se diluyen en el paisaje natural, formando en quien las observa imágenes y momentos inolvidables.
Un profundo diálogo entre arte y paisaje Realizado por el escultor Eduardo Chillida (San Sebastián, 1924-2002) y el arquitecto Luis Peña Ganchegui (Oñati, 1926-San Sebastián 2009), el Peine del Viento es el ejemplo perfecto de belleza en estado puro.
Custodiando la ciudad, desde la cima del monte Urgull, la escultura Sagrado Corazón se sumerge en el paisaje donostiarra. La obra, realizada por el artista
Federico Coullaut en 1950, mide más de 12 metros de altura y se ve a una distancia de 4 millas desde el mar.
EL MONTE URGULL En este monte, en pleno corazón de la ciudad, encontraremos además de una vista privilegiada, La Casa de la Historial, y restos de la muralla y los cañones, testigo del pasado militar de la ciudad. |
OroimenaUbicado en los jardines de Alderdi-Eder, el monumento dedicado a todas las víctimas del terrorismo está realizado en bronce y cobre. 'Las hendiduras visibles en la superficie del monolito simbolizan las heridas producidas por la violencia en la sociedad vasca' ha explicado su creador, Aitor Mendizabal. |
Oroimena |
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El cuadro fue colocado con gran ceremonia en 1474 sobre uno de los pilares de la iglesia florentina de Santa Maria boggieli el día 20 de Enero, la fiesta del santo. La ubicación de la pintura explica su formato, inusualmente largo. Ha sido costumbre común desde los tiempos medievales fijar pinturas en los pilares interiores de las iglesias. Con el transcurso del tiempo, sin embargo, estas pinturas se quitaron de sus emplazamientos originales, de manera que la perspectiva interior de las iglesias tal como aparecen hoy, con sus pilares sin adornos, de hecho son una imagen inexacta.
Se representa al santo prácticamente desnudo, inmediatamente después del martirio. Su actitud es casi de "distanciamiento", soportando serenamente las seis flechas que se le han disparado. Viste sólo un taparrabos, está en pie sobre un tocón de un árbol que ha sido cortado en forma de poste y que se alza repentinamente en el centro del cuadro, en frente del paisaje y el cielo. La tortura ha pasado, los torturadores de Sebastián ya se han ido y están cazando en busca de garzas. La escena muestra a los torturadores abandonando el lugar, y este es un tema muy raro que no suele representarse. El paisaje está representado con gran detalle.
En este cuadro de Botticelli la línea tensa y exasperada de sus contemporáneos se flexibiliza en una entonación casi elegíaca (M. Bacci). Dejando a un lado el retrato del Holofernes muerto en el descubrimiénto del cadaver de Holofernes (-1470-1472), puede considerarse que este San Sebastián es el primer desnudo masculino. El artista sigue las ideas clásicas en sus proporciones armónicas y equilibrado "contrapposto". Sin embargo, hay cierta inseguridad que se revela en el acortamiento de los pies del santo, confirmando que este cuadro pertenece a la fase primera de Botticelli.